
Un día sin respuestas (persiguiendo a Juan Fernando Ospina, de Universo Centro)
¿Quién es Juan Fernando y porqué hace lo que hace? ¿Porqué lo ven como a un neurótico y yo como a un artista? Esta no es su historia ni la de su periódico, Universo Centro (vitrina para mañas, fobias, humor e inteligencia). Es la historia de un día sin respuestas.
Sólo puedo decir esto…
8:00 pm: corrí entre carros, quedé cansado y con las mismas preguntas, simplemente recordando el calor que hacía en su oficina, el desorden, las fotos por todos lados (perros enjabonados, chicas cargando un bagre (¡?), vendedores de minutos, tetas de diversa índole)… Recordando que realmente no supe mucho de él.
Preguntas que se quedaron guardadas
6:30 de la tarde, sigo corriendo. A las 4 pensaba que iba a ser una entrevista normal sobre las polémicas que genera su periódico, sobre los personajes que publican, sobre sus “4 años haciendo cultura”, sobre lo necesario que es llevarle la contraria al modo de ser paisa, preguntarle por Pascual, David Eufrasio, Paca y sus otros cómplices editoriales, preguntarle a Juan Fernando directamente sobre su fama de “ser tan mierda”. Eran las 6 y 30 de la tarde, él estaba haciendo video y yo corría detrás llevándole su trípode.
Gente como uno (que se preocupa, se desespera y se emputa en 60 segundos)
Son las 4:50 pm y como me sobra tiempo y decido tomarme una birra antes de entrevistarlo: centro de Medellín, bar El Guanábano, en el Parque del Periodista. Allí funciona el periódico, en un lugar emblemático, lleno de punkeros, niñas Hentai, viejitos sonámbulos, médiums, policías, equilibristas, porro y gente normal como uno (¡?). Juan Fernando llega acelerado “como siempre”, dicen Laura y Sandra, practicante y asistente de Universo Centro. “Es difícil seguirle el voltaje”, agregan. Juan revisa el Facebook del periódico y en algún lado falta una coma. Manotea. Gesticula. Grita. Se pone a hacer otra cosa. Dice que tiene prisa y que va a hacer un video: “contar en 1 minuto una hora sobre Medellín, filmando los semáforos y su cuenta regresiva” (¡?). Son las 5.45 pm. Sale. Laura lo sigue. Yo detrás. “Si quiere hablamos mientras grabo”, dice. La chica lleva el trípode. Por decencia, le digo que si se lo cargo (vaya idiota, el trípode pesa toneladas. En fin). Mi idea es verlo en acción e intuir algo de su personalidad para conversar luego.
5.55 pm. Corre. Se detiene a mirar un semáforo. Cuenta desde 45 segundos. Otro desde 55. Otro desde 50. En su “investigación previa” había encontrado uno que duraba más de un minuto, pero ahora funcionan diferente. Se preocupa, se desespera, se emputa. Entre los carros, corremos buscando otro semáforo. Por fin uno que cuenta más de 60. Trípode, cámara, lente, visor, aprieta Rec, se ríe, sigue grabando, se ve feliz. Podría divagar sobre su creatividad, su imaginación, pero la verdad es que me identifico con su locura y se que interrumpirlo con preguntas estúpidas NO es una opción. Finaliza el video. Dice que no tiene tiempo para la entrevista (¡?AH!?). Todo bien, la hacemos luego. (Pfff!). Quedo cansado y sin respuestas.
Un montón de gente empelota que no se queda quieta
Son las 10 de la mañana y recuerdo esa primera vez: un montón de gente empelota y una frase que decía “cualquier cosa, menos quietos”. Era la portada inaugural, la que dió comienzo a Universo Centro, tomada naturalmente por Juan Fernando. Desde entonces he seguido este periódico, cuaderno de crónicas, hoja de sátiras, vitrina para la sicaresca, espacio para mañas, fobias, cómics, alcohol, humor e inteligencia. Podría decir que “Universo Centro construye ciudad” pero no me gusta la jerga de sociólogo, por eso simplemente pienso en los 50 mil ociosos al mes, gente como uno (¡?), que lo lee en las calles, en las fiestas, en los insomnios, gente contenta porque Universo Centro les produce asombro.
Finalmente, sobre Juan Fernando no se nada…
Muchas veces volví a llamarlo, a escribirle, a facebookearlo, a googlearlo: cero respuestas y bien que fuera así. Algunos de mis amigos lo conocen y me insisten en que “es insoportable”. Yo sigo creyendo que él no está para adulaciones, ni las da ni las necesita, que él (como todos) está lleno de defectos, que es bueno que exista su Universo Centro y que al final del día, él seguirá siendo el gran fotógrafo y artista que es, alguien que ha creado un universo personal de temas y un lenguaje narrativo propio, con un estilo reconocible asociado a la cultura popular y a lo Medellinense… Justamente ese «ser tan local», lo hace facilmente inscribirse en la globalidad… Opinión personal, naturalmente! Aunque si le preguntáramos a él, seguramente nos quedaríamos sin respuestas.
Texto y fotografías por: FedericoRuiz.com / @federicoruiz.
Para EnOrbita.tv, el portal Transmedia de Señal Colombia, 2013.
Dejar un comentario